Sunday, September 03, 2006

Sin dudas, ni temor: El proyecto Bonachón.

En Chile, tradicionalmente se han construido complejos escolares con una duración estimada entre 50 y 100 años. Pero si la migración campo-ciudad fue la tónica del siglo XX, la migración al interior de las ciudades parece ser la tónica del siglo XXI. Frente a ello, más preguntas, ¿como lidiar con un contexto que se caracterizan por su inestabilidad? ¿Como planificar y proyectar en la seguridad de la incertidumbre? La comuna de Puente Alto, donde se realizará el proyecto, es manifiestamente ejemplo de esta realidad, pasó de un pueblo de condición rural media, a una ciudad dormitorio de la megapolis, con un crecimiento demográfico explosivo del 200% en 10 años, posicionándose como la comuna mas poblada de Chile con los consecuentes índices de pobreza que aquello conlleva.
La enseñanza primaria y secundaria cubre la casi totalidad de la población menor de 18 años de Chile, de los cuales el 86% es subvencionada por el estado, y de esta categoría, mas del 50% se encuentra en riesgo social. Para lo cual, sin duda, se requieren nuevos sistemas, tanto pedagógicos, organizacionales como constructivos. La pregunta consiste en saber si se pueden adecuar y/o generar respuestas arquitectónicas a dichos sistemas, cuando la población atendida tiene hábitos, cultura e intereses distintos a los alumnos de clase media que concurren a establecimientos educativos típicos de la arquitectura tradicional de los establecimientos escolares.

Estas son las preguntas y los temas abordados en el proyecto, que toma forma de análisis y de investigación de arquitectura, a la vez.Los resultados apuntan a una nueva organización programática, de uso y distribución de los recintos pedagógicos basada en tiempo (fases), además de un nuevo sistema de constructivo. Dicho de otra manera, hasta ahora solo se pensaba dichos proyectos en 3 dimensiones, volviéndose inoperantes y poco viables, al no disponer, en un mismo momento de la totalidad de los recursos y de condiciones de uso fijas. Por lo cual se propone proyectar en una línea de tiempo (4D), haciendo óptima en superficies y costos cada fase del proceso. La misma tesis es válida para el sistema constructivo, proponiendo principios modulares, económicos y de fácil montaje, en un “urban sampling” basado en elementos prefabricados “populares” de construcción.

Esta búsqueda de innovación científica y tecnológica integra el aporte del sector privado en una misión de bienestar social, como por ejemplo, la empresa de prefabricados Grau S.A., que ha manifestado su interés en el sistema constructivo. Esta instancia de participación sin precedentes, es posible gracias a la promoción de la aplicación en la investigación por la Escuela de Arquitectura de la Universidad de Talca. Resultando una Trilogía inusual, Investigación (Universidad) + Empresa Privada (Grau S.A.) + Bienestar social (Fundación Funcase (mandante)).

Es verdad que la voluntad de bienestar de los arquitectos puede esconder un lado molestamente paternalista, eufemismo de un lado megalomaníaco de control absoluto.Sin embargo, dadas las condiciones -completamente fuera del rango de operatividad de la arquitectura con gran A nacional y menos de la global- simplemente, si no, ¿quien hace el proyecto? Otra vez muerde esta maldita pulga de arquitecto bonachón.
Juan Pablo Corvalán H.

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